martes, 5 de noviembre de 2013

Optimismo. A dónde te fuiste?

Me siento estúpida. Una inútil. Quiero tirarme a llorar, pero no, nunca puedo. Ni siquiera soy buena llorando.

No me importa decir hola, quiero que no me importe como los demás se sienten.
Quiero que me valga madre todo. Pero todo siempre me afecta.

No soy buena en los deportes, no soy una excelente estudiante, no soy la más popular ni la más amigable, no soy la persona en la que todos confían. No creo ser la mejor amiga de nadie, ni su peor enemiga. No soy la mas bonita ni la más inteligente. No soy la que ama más que nada algo. Ni siquiera soy la mejor de las hijas; tal vez ni siquiera soy una buena hija. Ni puedo ser la peor en todo, para tener ese mérito. No. Tal vez soy una especie de mediocre (lo cual es peor que ser lo peor).

Me siento enojada conmigo misma, no es de nadie mas la culpa. Es mía. Es mi culpa ser una maldita mediocre. No ponerle nunca demasiada dedicación a algo. 
Ser siempre la segunda o la tercera.

Alguna vez te has sentido así? Tan... estúpida.

Es egoísta el hecho de sentirse bien por los fracasos de otro. Pero ni siquiera soy tan egoísta como para no sentirme mal por sentirme bien.

Trato siempre de ver las cosas por su lado bueno. Siempre.
Trato de pensar lo mejor de mi misma. Trato de siempre estar bien.
Candil de la calle, oscuridad de la casa.
En casa de herrero, cuchillo de palo.
Han escuchado eso antes? Son dichos populares. Y a veces así es como me siento. Acostumbro ser positiva y dar buenas vibras. Le digo siempre a las personas que se tienen que aceptar. Que hay más cosas en la vida. Que tiene que ser feliz. Que para mi son los mejores. Incluso sé exactamente lo que me diría a mi misma si fuese otra persona. Pero... creo que soy un desastre por dentro. Siempre creo que me hace falta algo. Continuamente tengo un vacío en el pecho. Casi a diario siento que quiero llorar. Es estúpido ser tan hipócrita conmigo misma.   

Siempre hay una duda en mi. Cuando siento que realmente estoy haciendo algo bien, aparece una vocesilla que me dice que hay algo mal.

Y lo peor es que me siento mal por sentirme así de mal.

Quiero abrazarlo, abrazarlo justo ahora, aunque no diga nada. Él me hacia sentir segura cuando me abrazaba.

Nunca me desahogo con nadie porque no quiero que me hagan sentir mejor, que me digan palabras bonitas y falsas. Que sientan lastima o pena de mi.
Siempre que he contado algún problema a alguien, me arrepiento al instante, justo cuando termino de decirlo siento que es tan insignificante y tonto que es estúpido ponerme mal por algo como eso. Y pienso que los otros piensan justo como yo. Estúpida.
Procuro no hacerlo. Me da miedo. Y eso también es mediocre.    

Ya no sé qué camino tomar, no distingo cuáles son mis sueños. Y el único que tengo claro, no sé como lograrlo. Me da miedo tomar una mala decisión y arruinar el resto de mi vida.

Es gracioso que la mayoría de las veces vengo a escribir aquí cuando estoy mal. Vengo a contar mis malos ratos, pero los buenos no. Porque si tengo buenos ratos, todos los tienen.
Creo que esos los guardo muy dentro de mi, tampoco se los cuento a nadie, no quiero que se vuelvan insignificantes. No quiero que  se me escapen... que dejen de ser míos...

Quiero unos Hershey's.

Sin saber cómo seguir...
~Rossy